Blog Historia: San Antonio Abad

A la edad de 20 años quedó huérfano de ambos padres, por lo que tuvo que tomar cuidado de su casa y de su hermana. Pasado menos de 6 meses de aquel trágico suceso, Antonio estaba, como de costumbre, en la Iglesia. Durante una de sus meditaciones, quedó totalmente convencido de las nuevas ideas cristianas que venían de Palestina y que entraban en Egipto vigorosamente, por lo que decidió seguir a Cristo con puntos y comas.

Lo primero que hizo al salir de la Iglesia fue repartir toda su riqueza entre los pobres: 80 hectáreas, tierra muy fértil y muy hermosa. Vendió todo lo demás, los bienes muebles que poseía, y entregó a los pobres la considerable suma recibida, dejando sólo un poco para su hermana.

Entonces entrego su vida a la oración, meditación y al inicio del camino purgativo. (Dentro de La Teología mística cristiana, existen 3 caminos para acercarse a Dios: Purgativa, iluminativa y la unitiva.). La vía purgativa consiste en la purgación de la memoria, entendida como potencia del alma, para limpiarla de los apegos sensitivos que provienen del cuerpo. En palabras de San Juan de la Cruz: Hay que perder el gusto por el apetito de las cosas.

San Antonio de Abad es considerado cómo el primer Padre del Desierto (también conocidos Padres del yermo o Padres de la Tebaida) y el primer anacoreta (Persona que se retira a un lugar solitario para entregarse a la oración y a la penitencia) que después de la paz de Constantinopla se inicia en la vida ermitaña, buscador de la facultad mas poderosa del ser humano: El Hesicasmo (Paz interior en unión con Dios y armonía con su creación. Se podría decir que tiene algo de parecido el YOGA de la India, y en opinión de algunos, mucho mas elevado que la practica milenaria de los pueblos asiáticos)

En el catolicismo no tuvo auge este pensamiento y mucho menos su praxis, pero entre la Iglesia Ortodoxa tuvo bastantes seguidores. En Europa, el sacerdote Español Miguel de Molinos intento introducir una idea similar contemplativa en el continente “Guía Espiritual”, pero fue prohibido por el papa Inocencio XI.

El Hesicasmo tiene cómo objetivo la búsqueda de la paz interior en unión mística con Dios y en armonía con la creación. Las tres características fundamentales del Hesicasmo son: la soledad, como medio de huir del mundo; el silencio, para obtener la revelación del futuro y del mundo ultratarreno; y la quietud, para conseguir el control de los pensamientos, la ausencia de preocupaciones y la sobriedad.

La vida de San Antonio Abad nos es dada a conocer gracias a su amigo San Atanasio. Detalla cómo fue internándose cada vez más en el desierto, hasta quedar cerca del Mar Rojo (Para algunos demonólogos, es la región con el mayor número de demonios en el mundo). Ahí en plena soledad, a veces ayudando a muchos anacoretas a vencer sus miedos y llegar a Dios, fue tentado por el diablo en muchas ocasiones en aquel tortuoso camino solo apto para personas fuertes en espíritu.

San Atanasio menciona que Antonio recibió la visita del diablo, en forma de mujer voluptuosa vestida de negro, con el objetivo de hacerle caer en la tentación. El Santo le rechazó, lo que hizo enfurecer mucho al diablo. Días después, este regresó con gran fuerza, en donde San Antonio recibió una durísima paliza del demonio, cuando fue encontrado, este estaba completamente herido y muy lastimado, pero su fe en Dios era muy fuerte por lo que pronto se recuperó.

Su fama había motivado a muchos jóvenes a emprender una vida similar, buscando la sabiduría de este maestro que dormía sobre un sepulcro y qué lograba hablar con los animales. Se dice que en una ocasión se le acercó un jabalí hembra con sus jabatos ciegos en actitud de súplica, y el Santo los curó de su ceguera. Desde ese momento el animal y sus crías no se separaron de él. Es por eso que en muchas pinturas, se le ve junto a un jabalí (luego se acostumbró creer que se le representaba dominando la impureza y por esto le colocaban un cerdo domado a los pies). También se le valora su lucha junto con San Atanasio contra los Arrianos y su ayuda a los perseguidos por el enemigo más sanguinario que ha tenido el Cristianismo, Gaius Aurelius Valerius Diocletianus.

Los restos del santo descansan en VIENNE, Francia.

Su símbolo es la T (tau) que usan los franciscanos y que algunos también asocian a la famosa vara con la que Moisés hizo las prodigiosas obras de dios y también se asocia con el martillo de Thor, con el que venció a la serpiente.